Tras su ultimatum hace unos días, Ana Botella y su equipo en connivencia con las empresas ha demostrado su astucia. Ha logrado cometer una ilegalidad que quedará en el olvido, me temo y limpiar la ciudad, al menos la piña central y más visible. Mientras los piquetes huelguistas estaban desactivados tras el preacuerdo falso de las empresas.
Parece ser que ha habido una trampa intencionada que puede desembocar de nuevo en la continuación de la huelga. En caso de admitir un ERTE, los sindicatos y los trabajadores estarían ante un fracaso TOTAL.
Ya que la premisa desde el principio se acercaba más al preacuerdo que a lo que la patronal ahora propone.
Esta conspiración hace más efectiva la sensación de traición de Ana Botella hacia los trabajadores y ciudadanos de Madrid.
Habiendo constituido una acción anticonstitucional, con el claro propósito de hacerse la foto y que se magnificara su figura ya rota tras esta crisis. Un lavado de cara que ha supuesto romper una huelga legítima.
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